La economía circular supone un cambio radical de los sistemas de producción y consumo actuales: por definición, pretende conseguir que los productos, componentes y recursos (materiales, agua, energía, suelo…) mantengan su utilidad y valor el mayor tiempo posible, reduciendo al mínimo la generación de residuos. Cerrar el ciclo completo es difícilmente alcanzable, ya que en cada proceso se produce algún tipo de pérdida. Sin embargo, repensar los procesos desde un enfoque más completo, sistemático y global, implicando a todos los actores que intervienen en la cadena de valor, nos acerca al objetivo de circularidad.
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